Las condiciones de partida de esta vivienda en Estepona sugerían enfocar el proyecto desde una estrategia clara y definida para responder a las múltiples restricciones a las que debía hacer frente. El proyecto se desarrolla en una pequeña parcela de 30m2 de proporciones estrechas y alargadas con un único frente que se abre a la calle por su extremo suroeste. Su ubicación en el Centro Histórico de Estepona exigía, además, un lenguaje formal capaz de dialogar con dicho entorno arquitectónico sin renunciar a la funcionalidad que requería el interior.

El patio surge así como el elemento planificador principal que, al situarse a la entrada de la vivienda, garantiza mayor privacidad a los usuarios y protección frente al ruido de la calle. A través de esta estrategia, se logra también dar respuesta a las restricciones de altura, ofreciendo una primera fachada a la calle más opaca y compacta que actúa de filtro para la segunda fachada del patio, esta vez más permeable para recibir una mejor luz y ventilación natural.

La radical decisión de posicionar todos los elementos que configuran la planta baja en un mismo frente, como si de un friso se tratara, ofrece una lectura continua de la relación interior-exterior y potencia las proporciones naturales de la parcela.